miércoles, 27 de febrero de 2013

CONOCER A CRISTO


1er Paso para Conocer a CRISTO
Por: DENNIS Y RITA BENNETT

Varios años atrás, en uno de los estados de Nueva Inglaterra, la esposa de un comerciante cristiano, amigo nuestro, lavaba los platos que habían sido utilizados para el desayuno, cuando escucho que llamaban a la puerta de calle. Al salir para atender el llamado vio a su vecina, parada en la vereda y con una mirada de infinita tristeza en los ojos.
-He venido para despedirme- le dijo la visita-. Por mucho tiempo hemos sido vecinas, y si bien no nos hemos tratado mayormente, he creído oportuno informarle que nos mudamos.
-¿Por que?- le preguntó la dueña de casa-. ¿Ha conseguido un nuevo puesto su marido, o algo por el estilo? Pase, por favor y tome asiento. Dígame qué ha sucedido.
La vecina se dejo caer pesadamente en una silla. No dijo no se trata de eso. Vamos a perder la casa, porque no podemos pagar las cuotas. También perderemos el automóvil.
Sin decir otra palabra se quedo mirando fijamente sus manos abiertas que descansaban sobre su falda. Luego levanto los ojos. -Ya que estamos, le contare toda la historia. Juan y yo nos vamos a divorciar.
-Pero ¿Por qué? ¿Qué puede haber sucedido?
-Tanto mi esposo como yo somos alcohólicos empedernidos dijo tristemente la mujer. No podemos librarnos del vicio. Hemos perdido nuestro dinero y prácticamente todos nuestros bienes. Lo que más nos aflige es nuestro niño; no quisiéramos que fuera la victima de un hogar destrozado, con todo lo que eso significa.
La pobre mujer estaba al borde de las lágrimas.
-Pero- dijo la esposa de nuestro amigo -¿no sabes que hay una solución?
La vecina levantó la vista bruscamente: -¿Qué quieres decir? Hemos probado todos los medios. No podemos cumplir con el programa que nos fijó la sociedad de Alcohólicos Anónimos. Hemos consultado a un psiquiatra, pero aun en el caso de que fuera esa la solución, no tenemos el dinero para pagar las consultas.
-¿Por qué no le pides a Jesús que te ayude?
Ahora fue la vecina la que se quedo perpleja. -¿Jesús? ¿Qué tiene que ver él con todo esto?
- ¡Por supuesto que tiene que ver! ¡El es el Salvador!- exclamó la esposa de nuestro amigo.
-Oh- dijo la vecina -estás hablando de religión y todo eso. Yo soy religiosa. Es decir, creo en Dios, y siempre traté de ser una persona decente.
Se rió haciendo una mueca, y añadió. Por lo visto no lo he logrado.
-No, no, no es eso lo que quiero decir. Me refiero a que Jesús es el Salvador, él salva, rescata a la gente. El te librara de tu situación, si le pides que se haga cargo de todo. Supongo que quieres salir del hoyo en que te encuentras. Es decir, que quieres ser diferente, que quieres ordenar tu vida.
La vecina miro por un instante a la dueña de casa. 
Nunca nadie me lo dijo de esa manera exclamo. ¿Quieres decir que es así de simple? ¿Solamente pedirle a el?
La esposa de nuestro amigo asintió. 
¡Aja! El vive y está aquí mismo. ¡El lo hará!
La vecina permaneció por un rato en silencio y luego, de pronto, se dejó caer sobre sus rodillas y levantó las manos en un gesto de rendición. 
No sé cómo expresarlo- dijo -pero te ruego, Jesús, que me ayudes a salir de este problema. ¡Por favor te pido que te hagas cargo!
A continuación se puso de pie y sin más se fue a su casa.
Dos días después el marido de la vecina tocó también el a la puerta de calle. 
¿Qué ha pasado con mi esposa? preguntó con aspereza. ; ¡Yo también quiero de lo mismo!
Los esposos cristianos le explicaron al hombre la realidad de lo que había experimentado su esposa, y le llegó el turno a el de ponerse de rodillas sobre el piso de la cocina y pedirle a Jesús que se hiciera cargo de su vida.
¿Qué sucedió después? Desapareció el problema del alcohol, que no era más que un síntoma del vacío de sus vidas. No se perdió el hogar. No se disolvió el matrimonio. 
Jesús salva. Jesús salvó su hogar, su matrimonio, su salud, y probablemente sus vidas. Jesús no duda un instante en acudir de inmediato para solucionar las necesidades mas apremiantes de la gente. Recordemos que dos de sus grandes milagros los hizo para dar de comer a los hambrientos.
A decir verdad, casi todos sus milagros fueron para satisfacer las necesidades físicas de la gente. Ocurre a menudo que el primer paso a dar para ser cristianos es nada más que un grito en demanda de ayuda. 
Hechos 2:21; Romanos 10:13; Sal 103:1-2.
Pero otras cosas ocurrieron, además, al matrimonio de ex alcohólicos. Toda su vida sufrió un cambio notable. Eran diferentes. Algo sucedió dentro de ellos.
La palabra "salvar" en nuestras Biblias, traduce el original griego sozo que significa, de acuerdo a nuestro vocabulario; "proteger o rescatar de peligros naturales y aflicciones ... salvar de la muerte ... sacar con mano firme de una situación llena de peligro mortal ... resguardar o evitar el contagio de enfermedades ... evitar la posesión demoníaca ... devolver la salud perdi-da, mejorar, guardar, mantener en óptimas condiciones ... tener buen éxito, prosperar, andar bien... salvar o proteger contra la muerte eterna ... "
Abrazar la fe cristiana no significa aceptar una filosofía o un juego de normal, o creer en una lista de principios abstractos.

Abrazar la fe cristiana significa permitir a Dios que entre y viva en nosotros. (Colosenses 1:27.)
Abrazar la fe cristiana significa arrepentirnos. (Hechos 2:38; 26:18.) Y eso, a su vez, significa querer ser diferentes, admitir que estamos en el mal camino y que queremos volver a la buena senda. Muchos vienen a Jesús, como el matrimonio de nuestro relato, porque saben que están en un callejón sin salida, camino a la destrucción. Si están dispuestos a cambiar, Jesús los acepta y atiende a sus necesidades.

Abrazar la fe cristiana significa convertirnos. (Hechos 3:19; Mateo 18:3.) Y para eso hay que darse vuelta y caminar en la dirección opuesta -la verdadera dirección- con Jesús.

Abrazar la fe cristiana significa ser perdonado. (Salmo 103:11-12.) Y eso significa ser despojados de nuestros pecados como si jamás hubieran existido y que no queden ni rastros de ellos. Mas aún, significa ser perdonados cada día, ¡vivir en estado de perdón! (1 Juan 1:9.)

Abrazar la fe cristiana es nacer de nuevo. (Juan 3:1-21; 1 Pedro 1:23.) Y aquí llegamos al meollo del asunto. Un erudito y anciano dignatario fue a Jesús de noche buscando respuestas a sus interrogantes. Jesús le dijo: Nicodemo, tienes que nacer de nuevo.
El anciano sacudió la cabeza. ¿Como es posible que un hombre ya grande vuelva a nacer? ¿Puede acaso entrar de nuevo en el vientre de su madre para volver a nacer?
Jesús le respondió: Nicodemo. Para un hombre docto y erudito es muy pobre la respuesta que me has dado. No estoy hablando del nacimiento físico; eso ya sucedió. Tienes que nacer del Espíritu. (Del Espíritu Santo).
¿Qué quiso decir Jesús?

La Biblia nos enseña que Dios creó al hombre con la capacidad suficiente para conocerle y corresponderle. Pero desde el comienzo el hombre interrumpió esa relación y cuando lo hizo, murió espiritualmente y transmitió esa muerte espiritual a todos sus descendientes. Lo mas recóndito de nuestra personalidad toma el nombre de "espíritu" o pneuma en griego, y fue creado con el propósito principal de conocer a Dios. Los animales tienen cuerpo y alma, pero los hombres tienen cuerpo, alma y espíritu. (1 Tesalonicenses 5:23.) Cuando el hombre, en el comienzo, destruyo la relación con Dios lo que llamamos la caída del hombre murió esa parte recóndita, o quedo fuera de acción, y siempre desde entonces el hombre actuó a impulsos de su alma y de su cuerpo. (Génesis 2:17.) ¡No es de extrañar entonces que nos hayamos metido en semejante enredo! El "alma", psiquis en griego, es el componente psicológico, formado por nuestro intelecto o voluntad, y nuestras emociones. Esta parte de nuestra personalidad es maravillosa cuando esta bajo el control de Dios a través del Espíritu, pero es capaz de cosas terribles cuando esta descontrolada.

He aquí el por qué la historia de la humanidad está plagada de odio, derramamiento de sagre, crueldad y confusión; los seres humanos están muertos espiritualmente: "muertos en vuestros delitos y pecados", (Efesios 2:1) procurando vivir de acuerdo al alma pero fuera de todo contacto con Dios y, por lo tanto, perdidos. (Lucas 19:10.) La palabra "perdido" significa que no sabemos dónde estamos, a dónde vamos, o para qué somos. Si no se corrige esta situación, naturalmente significa el infierno, significa que la persona se perderá eternamente, y morará en la oscuridad, en el miedo, en la rebelión, en el odio, separado de Dios para siempre; y no so-lamente eso, sino que será parte de la interminable destrucción del diablo y sus ángeles, por-que allí no habrá "tierra de nadie". Por lo tanto, la necesidad más urgente y apremiante es renacer, volver a la comunión con Dios; y eso, exactamente, es lo que Jesucristo nos ofrece. Por medio de Jesús, y por Jesús solamente -no hay otro camino- se manifiesta la vida de Dios que alienta su vida en nosotros. (Juan 10:10.)

Sin embargo, las iniquidades que cometimos cuando estábamos perdidos y fuera del contacto con Dios, levantaron un muro divisorio de pecado y de culpabilidad que hacían imposible recibir esta nueva vida. (Isaías 59:2.) Dios es amor pero también es justicia. No puede "dejar pasar por alto" lo que hacemos, de la misma manera que un padre amante no puede "dejar pasar por alto a su hijo" si sabe que es culpable de un delito. El padre tendría que insistir ante el muchacho para "que se entregue" a las autoridades. Pero si el joven estuviera realmente arrepentido, seria una buena ocasión para que el padre ofreciera pagar la multa, o cumplir una sentencia, o aun morir en su lugar, si tal cosa fuera posible. En ese caso se habría satisfecho tanto a la justicia como al amor.

Y esto es justamente lo que hizo Jesús. Satisfizo los requerimientos de la justicia al morir por nosotros. Jesús era Dios en carne humana, la encarnación de la segunda persona de la divinidad, el Dios Creador, por quien el Padre creó el universo. (Efesios 3:9; Hebreos 1:2.) El no tuvo ni pecado ni culpa. Cuando Jesús murió en la cruz, porque era Dios y porque era inocente, satisfizo totalmente la justicia en beneficio de todos los pecados que el hombre había cometido o que cometería en el futuro.

De esta manera resolvió Jesús el problema de nuestra culpabilidad que nos mantenía apartados de Dios, y cuando murió y resucitó quedo expedito el camino al Padre para enviar al Espíritu Santo, por medio de quien fue posible que la vida de Dios se hiciera presente y morara en nosotros. El único requisito que se nos exige a nosotros es que reconozcamos que hemos vivido en el error y pidamos perdón. Luego debemos pedirle a Jesús que venga y viva en nosotros y que sea nuestro Señor y Salvador. Por medio del Espíritu Santo, Jesús entra en nuestras vidas, nuestros pecados son borrados por su sangre derramada, y obtenemos una vida diferente. Y el Espíritu Santo se une a nuestro espíritu (1 Corintios 6:17) haciéndolo pasar de muerte a vida; "nace de nuevo" y se transforma en lo que Pablo llama una "nueva criatura". (2 Corintios 5:17; Apocalipsis 21:4-5.)

Esa nueva vida creada por el Espíritu Santo en nosotros, es lo que Jesús llama "vida eterna". Esto va mucho mas allá de un mero "seguir andando"; es la vida de Dios en nosotros, la clase de vida que nunca se acaba, que nunca se cansa, que nunca se aburre, que es siempre gozosa y lozana. (1 Juan 5:11.)

Cuando Jesús dijo que un niño pequeñito era lo más grande en el reino de los cielos, estaba haciendo un comentario sobre la vida eterna. Una niño nunca se cansa de hacer la misma cosa una y otra vez." ¡Léemelo de nuevo, mamita!" "¡hazlo de nuevo, papa!" Esta permanente y continuada frescura y falta de tedio expresa con mucha aproximación la vida que Dios nos quiere dar. “! ¡He aquí hago nuevas todas las cosas!" Y no una sola vez, sino continuadamente, dice Jesús. ¡Es el permanente renovador! Se nos ha prometido que andaremos en "novedad de vida" que es lo mismo que decir vida eterna: siempre los años, siempre renovándonos. La palabra "eterno" significa literalmente "sempiterno", que nunca envejece.

Isaías dice: "Los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantaran las alas como águilas; correrán y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán." (Isaías 40:31.).

¿Cómo aceptamos el perdón y recibimos esta nueva vida?
1. Dándonos cuenta que hemos estado extraviados, yendo en una dirección equivocada y que estamos ansiosos de andar en los caminos de Dios.

2. Admitiendo que estuvimos equivocados y pidiéndole al Padre que borre nuestras culpas y pecados, con la sangre de Jesús.

3. Pidiéndole a Jesucristo, el Unigénito Hijo de Dios, que entre en nuestras vidas y sea nuestro Salvador y Señor. (Apocalipsis 3:20.)

4. Creyendo que el ha venido en el instante en que lo pedimos. Agradecerle por salvarnos y darnos la nueva vida. (1 Juan 5:11-15.)

He aquí una sencilla oración que podemos elevar si decidimos recibir a Jesús:
"Querido Padre, creo que Jesucristo es tu Hijo Unigénito, que se hizo un ser humano, derramó su sangre y murió en la cruz para limpiar mi culpa y mi pecado que me separaban de ti. Creo que se levantó de entre los muertos, físicamente, para darme nueva vida. Señor Jesús, te invito a que entres en mi corazón. Te acepto como mi Salvador y Señor. Te confieso mis pecados y te pido que los borres. Creo que has venido, y vives en mí en este preciso instante.
¡Gracias, Jesús!"

Cuando decimos esta oración, podemos sentir o no que algo ha ocurrido. Nuestro "espíritu" que tome vida a través de Jesucristo, se esconde mas profundamente que nuestras emociones; de ahí que a veces se exterioriza una reacción emocional y otras veces no. Sea que sintamos o no sintamos algo de inmediato, descubriremos que somos distintos, porque Jesús cumplirá lo que ha prometido. Jesús nunca falta a su palabra. El dijo: "El cielo y la tierra pasaraán, pero mis palabras no pasarán." (Mateo 24:35.)


BENDICIONES A TODOS... ROBERT PARILLO Y ESPOSA

miércoles, 31 de octubre de 2012


MATRIMONIO

Al igual que un edificio tiene un fundamento o base y estructura el matrimonio tiene un fundamento basado en dos premisas sobresalientes que sostienen el resto de la estructura conyugal y son (Compromiso y Amor).

El Compromiso

El matrimonio se fundamenta o tiene como base el Compromiso, al contraer matrimonio la pareja, cada uno contrae o adquiere unos compromisos que lo obligan el uno por el otro, por ello a los que se casan se les llama “Contrayentes”.
Por esto, públicamente en una declaración ante testigos y registrado ante autoridades civiles los dos contrayentes “el novio y la novia”



Se comprometen y prometen que. Como esposo y esposa a:

Tomar a:____________________como su legítima (o) esposa (o) para vivir con el (ella), conforme a la voluntad de Dios.
Y promete amarla (o), honrarla (o), consolarla (o), protegerla (o), acompañar y cuidarla (o) en tiempo de enfermedad y salud, en prosperidad o en adversidad.
Serle fiel soportando, compartiendo con Ella (El), sus bienes, apoyándole en todo tiempo y sobre todo en los momentos de crisis y haciendo lo mayormente posible por hacerla (lo) feliz.

 LOS VOTOS

a-Prometer tomar a......._____________________________como su legítima (o) esposa (o) para vivir con El (Ella) conforme a la voluntad de Dios.
Es: comprometerse a tomar  para si o apropiarse en posesión de su esposa (o) lo que implica en obligarse a convivir con “El –Ella” bajo un mismo techo en legítima obligación y derecho.  Mudarse a vivir juntos con todo lo que ello implica en deberes y derechos; en unión legítima o auténtica, única y permanente ante Dios y los hombres sin pretender ocultarla bajo lo ordenado por Dios para el matrimonio.
b-Promete Amarla (o) :  mantener, cultivar, renovar y expresarle a su cónyuge los sentimientos de amor que (lo/la) están impulsando a contraer matrimonio.
v  Es no sustituir el amor por otro sentimiento, es no dejar que el Amor se marchite, es no dejar de expresarle el Amor al Cónyuge.
v  Es no negarle su amor al Cónyuge así éste pase por circunstancias adversas como de pobreza – enfermedad o crisis emocional.
v  Es amar al cónyuge en todo tiempo y circunstancia buena o mala.
v  Es hacer al otro feliz a expensas de si 
c-Promete Honrarla (o)
v  Es darle el valor y honra ante si mismo, su familia, hijos y sociedad en general.
v  Es tenerle en alta estima ante si y los demás.
v  Es cultivar la estima – prestigio o buen nombre de su cónyuge ante los demás y defender su honra.
v  Es darle la importancia debida al cónyuge como el ser más cercano e importante en su vida.
v  Es preocuparse por atender a sus necesidades como prioridad (espirituales-físicas-económicas-emocionales-materiales-sexuales y aún recreativas u otras que resultaren).
v  Es procurar el bienestar y seguridad del cónyuge poniendo todo el esfuerzo en ello.
d-Promete Consolarla (o)
v  Es tener un hombro y pecho dispuesto para darle consuelo al cónyuge, cuando la aflicción, congoja o tristeza lo abaten.
v  Es estar presto (a) para fortalecer y animar cuando el cónyuge se sienta quizá como derrotado o abatido por las circunstancias difíciles de la vida.
v  Es infundir aliento o ánimo cuando el cónyuge se encuentre decaído o sin ánimo de seguir luchando contra las adversidades que suelen venir en la vida.
v  Es tratar de la mejor manera posible dar quizá una orientación o consejo al cónyuge que puede estar pasando un momento confuso y decisivo en su vida.
v  Es apoyar al cónyuge para ayudarle a salir de sus problemas o crisis al involucrarse en sus dificultades como si fueran totalmente propias.
v  Es no dejar solo al cónyuge en medio de sus problemas sino hacerle sentir el apoyo, ayuda y respaldo en todo tiempo.
v  Es brindar o poner a disposición del cónyuge los recursos posibles y necesarios para ayudarle a salir de sus luchas.

NOTA: Cabe aclarar que se espera que nuestra (o) esposa (o) nos vea y tengan en cuenta en ser quizá el/la primero (a) y en lo posible el único (a) que se entere de sus problemas para que entre los dos se les busque una solución (confianza mutua).

e-Promete protegerla (lo)
v  Es propiciar una valla protectora contra el asedio de otra persona al esmerarse en suplir sus necesidades afectivas, físicas o materiales de la mejor manera posible.
v  Es defender su integridad física o moral cuando se encuentre quizá amenazada.
v  Es brindar protección proveyendo seguridad emocional, material, física y aún espiritual.
v  Es guardar celosamente la honra y buen nombre del cónyuge cuando otros intentan vulnerarlo.
v  Es crear un ambiente agradable en el hogar de tal manera que se convierta en un oasis de paz y seguridad en el cual el cónyuge desee estar.
f- Promete acompañarla (o) y cuidarla (o)
v  En tiempo de enfermedad y salud, en prosperidad o en adversidad.
v  Es acompañar al cónyuge durante el resto de su vida hasta la muerte.
v  Es ser compañero de por vida en toda circunstancia sea buena o sea mala.
v  Es cuidar del cónyuge siempre, esté saludable o esté enfermo.
v  Es cuidar al cónyuge no importando si hay abundancia o escasez.
g-Promete serle fiel
v  Es renunciar a establecer relación afectiva y lazos amorosos con cualquiera otra persona diferente al esposo (a).
v  Es renunciar a cualquier sentimiento amoroso por otra persona diferente al cónyuge.
v  Es no permitir el asedio ni recibir afecto o expresiones de amor de otra persona que no sea el cónyuge.
v  Es clausurar toda relación afectiva con el sexo opuesto que quizá en el pasado se haya tenido.
v  Es entregarse mutuamente el uno al otro física y afectivamente de forma exclusiva.
v  Es reservarse para el cónyuge como si fuera propiedad exclusiva de el o ella. como dueño (a) de sus sentimientos y su cuerpo.
v  Es sostener su promesa de estar reservado (a) para su cónyuge en todo tiempo y circunstancia.
h- Promete soportarla (o)
v  Es aceptar al cónyuge tal como es con sus virtudes y defectos.
v  Es aguantar con paciencia las debilidades o flaquezas del carácter del cónyuge.
v  Es entender que el cónyuge pasa por etapas o momentos de crisis espirituales, emocionales, físicas o materiales. Ayudándole con amor y paciencia a sobrellevarlas y a salir de ellos.
v  Es no juzgar al cónyuge cuando quizá no esté de acuerdo con lo que sentimos – pensamos o hacemos y/o viceversa.
v  Es ayudarse mutuamente a superar y cambiar las actitudes y conductas que quizá producen dificultad de entendimiento y acople en la relación de pareja, entendiendo que ambos necesitan cambiar.
v  Es desarrollar una capacidad de cambio para mejorar la relación de pareja y entender que el cambio es un proceso.
i-Promete, compartir con él – (ella) sus bienes.
v  Es vincular al cónyuge en calidad de socio para todo aspecto de la vida, para compartir ganancias o pérdidas.
v  Es entrar en una sociedad conyugal como lo establece la ley donde ya no hay finanzas apartes, pues todo bien adquirido o recibido entra a formar parte de la sociedad.
v  Es dar participación al cónyuge del fruto, y resultado de nuestro trabajo cotidiano en que nos ocupamos como actividad laboral de lucro.
v  Es entender que ya no se es solo (a) sino que compartimos con el cónyuge la bendición de Dios diaria para sostener el hogar.
j-Promete apoyarla (o) en todo tiempo y sobre todo en momentos críticos.
v  Es nunca abandonar al cónyuge a su suerte cualquiera sea la circunstancia.
v  Es brindar una mano de ayuda para atravesar los desiertos de la vida.
v  Es extender un brazo de sostenimiento para soportar las tormentas de esta vida.
v  Es levantar y apoyar al cónyuge para hacerle frente a las crisis que a veces nos atacan sean ellas espirituales, emocionales, físicas, económicas, materiales....
k- Promete hacerla (o) feliz:
v  Es dar de sí todo lo posible por lograr la felicidad del otro ser que decidió unirse a uno como esposa (o) para el resto de la vida.
v  Es demostrar y entregar todo el amor que nos lleva al matrimonio.
v  Es amar al cónyuge y hacerlo (la) feliz a expensas de si mismo.
v  Es buscar e innovar estrategias que afiancen el amor mutuo.
v  Es ser feliz haciendo feliz al otro.

HASTA QUE LA MUERTE LOS SEPARE
Es tener clara conciencia que el compromiso matrimonial y los votos nupciales, tienen vigencia el resto de la vida de los contrayentes y que sólo cesan cuando la muerte llega a uno de los dos.
Esto implica que son votos permanentes por tiempo indefinido y de ningún modo temporales o a término definido.
Significa que Dios planeó el matrimonio desde el principio como único y definitivo en la vida de un hombre y una mujer.  Y que solo aprueba una segunda nupcias por la muerte de uno de los cónyuges (viudez) para contrarrestar la actitud divorcista de la sociedad a través del tiempo.
Bajo la premisa:   “Lo que Dios unió no lo separe el hombre”...... (S.Mateo.19:4-6) (RV).

Aunque cabe aclarar que la Biblia hace alguna excepción por vía de concesión más no como causal o norma de separación o divorcio.  Lo cual es un tema palpitante y polémico del que hay varias posiciones en las cuales los teólogos no se han podido poner de acuerdo y por lo tanto no hay un consenso definitivo que establezca como causal de nulidad.
En otras palabras concluyentes no hay cátedra Teológica definitiva en cuanto al divorcio y segundas nupcias.



martes, 30 de octubre de 2012

UNA SOLA CARNE

                                "GRACIAS A DIOS POR UNIR MI VIDA A LA DE MI ESPOSA"

SERAN UNA SOLA CARNE

1 Corintios 6: 15,16 cuando habla de "que una persona se vuelve una sóla carne con otra persona, por el hecho de haber tenido relaciones sexuales entre ellos".

¿Está Pablo hablando de una unión matrimonial ó un compromiso entre estas dos personas por haber tenido relaciones sexuales?

¿la unión sexual une a los seres en matrimonio?

Génesis 2:24 dice lo mismo, cuando Dios hace de Adán y Eva un matrimonio diciendo y serán una sola carne.

Pablo usa las mismas palabras para decirle que "el que se une a una ramera, es un cuerpo con ella".


¿Qué constituye un matrimonio de acuerdo con la Biblia?"
 
Esta es una pregunta difícil de responder, porque la Biblia en ninguna parte establece explícitamente en qué punto Dios considera a una pareja como casados.
Existen tres opiniones comunes:
1.- Dios sólo considera a una pareja como un matrimonio, cuando están legalmente casados. 
2.- Una pareja está casada a los ojos de Dios, cuando han cumplido con alguna clase de ceremonia formal de matrimonio. 
3.- Dios considera a una pareja como casados, al momento en que el matrimonio es consumado en la relación sexual.
Consideremos la solidez e inconsistencia que tiene cada una de ellas.


  1. Dios sólo considera a una pareja como un matrimonio, cuando están legalmente casados: El soporte escritural usualmente otorgado a esta opinión está en los versos que aconsejan sujeción al gobierno (Romanos 13:1-7; 1 Pedro 2:17). El argumento es que si el gobierno requiere que cierto “papeleo” sea realizado antes de que un matrimonio sea reconocido como tal, la pareja debe someterse al gobierno, en tanto los requerimientos sean razonables y no contradigan la Palabra de Dios. Romanos 13:1-2 nos dice: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos”. Aquí vemos que el someterse a las autoridades gubernamentales que requieren una licencia, es un mandato bíblico.
  2. Una pareja está casada a los ojos de Dios, cuando ha cumplido con cierta clase de ceremonia matrimonial. Similarmente a la manera en que en muchas culturas un padre da a su hija en matrimonio, algunos intérpretes lo entienden como si Dios trajera a Eva ante Adán (Génesis 2:22) del mismo modo como Dios ofició la primera “ceremonia” matrimonial. En Juan capítulo 2, vemos que Jesús asistió a una ceremonia matrimonial. Jesús no hubiera asistido a tal evento si Él no aprobara lo que en el ocurría. El hecho de que Jesús asistiera a una ceremonia nupcial, de ninguna manera indica que Dios requiera de una ceremonia matrimonial, sino que más bien indica que una ceremonia matrimonial es aceptable a los ojos de Dios. Casi todas las culturas en la historia de la humanidad han tenido alguna clase de ceremonia matrimonial formal. A través de la historia del mundo, y casi en todas las principales civilizaciones de la humanidad, algo tiene lugar, cosas tales como un evento, acción, pacto o proclamación, que es culturalmente reconocido para declarar que un hombre y una mujer están casados.
  3. Dios considera que una pareja está casada al momento en que el matrimonio es consumado en la relación sexual. Algunos argumentan que si cualquier hombre y una mujer tienen sexo, Dios considera que los dos están casados. Tal opinión carece de bases bíblicas. Las bases para este argumento es el hecho de que la relación sexual entre esposo y esposa es el máximo cumplimiento del principio de “una sola carne” (Génesis 2:24; Mateo 19:5; Efesios 5:31). En este sentido, la relación sexual es el “sello” final de un pacto matrimonial. Sin embargo, si una pareja está legal y ceremonialmente casada, pero por alguna razón es incapaz de comprometerse en una relación sexual, eso no significa que no se les considere como casados.



  1. Dios conoce nuestros corazones 
    (1 Juan 3:20). 

    Dios conoce la diferencia entre un verdadero pacto matrimonial y un intento de explicar, o justificar la inmoralidad sexual.





    ESTAMOS HOY AGRADECIDOS A DIOS POR AYUDARNOS A LOGRAR DAR EL PASO PARA EL MATRIMONIO NOS AMAMOS, Y SEGUIREMOS BUSCANDO NUESTRA FELICIDAD, Y SI ESTAMOS BAJO LA COBERTURA DE DIOS QUIEN NOS VENCERA, SOLO DIOS PUEDE HACER EL CAMBIO EN LOS HOMBRES NOS AMA APESAR DE NO CREERLE Y DE NO OBEDECERLE, DATE UNA OPORTUNIDAD DE CONOCERLE...
    DIOS LES BENDIGA